jueves, 9 de febrero de 2012

PEPE, UN PURITO

O mejor, "Pepe, mil puritos".
Esto es lo que le hubiera dicho John Fitzgerald Kennedy al radiofónico Pepe Domingo Castaño hace cincuenta años.
Se cumple en estas fechas el cincuenta aniversario del embargo estadounidense a Cuba. Leyendo noticias relacionadas con esta conmemoración he conocido la pasión de JFK por los puros habanos y como los políticos pueden realizar actos personales y frívolos que condicionen la vida de los demás por su libre albedrío.
Ejemplo de esta frivolidad la observé en una entrevista al secretario de estado del tesoro del gobierno de Franklin Delano Roosevelt durante la gran depresión, quedé perplejo de como explicaba como el destino de sus ciudadanos en ocasiones dependía del estado de ánimo de su presidente. Contaba como la depreciación o la subida del valor del dolar la decidía Roosevelt a su antojo sin justificación ni estudio económico alguno mientras desayunaban. Pero hoy vamos de Kennedy's y no de Roosevelt's por lo que ahora viene la historia que dio origen a este post.
Pierre Salinger fue uno de los jefes de prensa que tuvo JFK en sus tres años al frente del gobierno norteamericano y desempeñaba esta labor el día que Kennedy firmó el embargo que aún está vigente. Ya lo era el día anterior, el día en el cual le encomendaron el trabajo más extraño que nunca le mandó un político. Kennedy le ordenó que hasta el día siguiente por la mañana tenía tiempo para conseguirle mil habanos de la marca Petit Upmann. Salinger extrañado y contrariado por la petición fue capaz de conseguir mil doscientos ese mismo día.
A la mañana siguiente Kennedy le llamó a su despacho y le preguntó si había cumplido su cometido. Con alegría descubrió que disponía para su disfrute de más de mil de los mejores puros habanos. A continuación cogió lo que luego descubrió Salinger era el decreto de embargo a Cuba y lo firmó.
Al menos no le pidió cien botellas de DYC.



"Ahora es cuando me tomo mi ron............¡coño!"

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