lunes, 27 de febrero de 2012

LA MUJER DE JAMES STEWART Y SU DEDO DE YETI

Esta historia se la escuché al magnífico investigador Jesús Callejo, no confundir con el rubiales de Cuatro empeñado en realizar desafíos extremos, ese es Jesús Calleja.
Como la historia la oí el mes pasado ando pez en nombres y datos exactos, como este rincón es lo más alejado que puede haber de la ‘Enciclopedia británica’ no tendrá importancia ese aspecto, además de que nunca tendré el placer de que Callejo me lea y me pueda echar una reprimenda por las inexactitudes, aún así le pido perdón.
A finales de los años cincuenta uno de los más reputados investigadores sobre la leyenda del yeti, pongámosle Mr. Evans, fue en busca de un monasterio budista perdido en el Tibet en el que la leyenda contaba eran poseedores de una espléndida reliquia, una mano del yeti. Mr Evans tras encontrar el monasterio quedó maravillado por la mano y les ofreció una hermosa cantidad por la misma. Los budistas alejados de los bienes materiales se negaron a venderla por el valor sentimental que comportaba y porque era una reliquia conocida y venerada en toda la zona. Toda veneración tiene un límite y para estos budistas lo fue el estado ruinoso de su templo y la urgente necesidad de renovarlo, llegaron a un pacto con Mr. Evans de recibir una importante cantidad de dinero a cambio de un dedo, un sólo dedo. Para engañar a los visitantes de la reliquia se cambió el dedo por un dedo humano, no preguntaremos de donde lo sacaron.
Una vez que Mr. Evan tenía su dedete del hombre de las nieves se encontró con el estricto control que había en las fronteras, el miedo de que no pudiera llegar con él hasta Inglaterra le hizo solicitarle un favor a un célebre personaje. James Stewart y su señora se encontraban por aquellos día en la India, Evans vislumbró la posibilidad de que debido a su fama no serían tan estrictos en las fronteras con las celebridades. Dicho y hecho, Miss Stewart viajó con el dedo de Yeti entre su ropa interior hasta Inglaterra.
Pasaron los años y dedo y mano de Yeti quedaron en el olvido hasta que en los años noventa la mano fue robada en el monasterio budista. Durante la investigación los monjes informaron que muchos años antes uno de los dedos había sido vendido a un investigador inglés. Para los amantes del misterio del hombre de las nieves era el momento de encontrar en un país occidental un resto que pudiera ser analizado. Se tardaron años en descubrir que había sido Mr Evan quién adquirió el dedo, una vez con él se procedió a analizar el ADN para ver si encontraban ante una especie de simio no catalogada, desconocida para la ciencia.
Las pruebas fueron sorprendentes, el dedo no se correspondía a ningún simio salvaje conocido, era simplemente un dedo humano.
Los monjes budistas no habían estado engañando a sus fieles durante cuarenta años con un dedo falso, llevaban toda la vida haciéndolo con la mano entera. Siendo inocentes creeremos que no lo sabían.
Pero no son las reliquias sospechosas exclusiva budista, aquí un ejemplo católico.¿Cuantos dedos de Juan Bautista hay repartidos por iglesias y monasterios del mundo?. Fácil, sesenta.
Échale el guante.



"Ay verderones, ni se os ocurra preguntarme donde llevaba mi mujer el dedo escondido"

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