jueves, 20 de octubre de 2011

GUSTOSOS DE DICTAR

Gadafi ya no se lucrará más con el impuesto de bienes inmuebles de los libios, vamos, que se ha muerto. Con él muere uno de los precursores del terrorismo de estado y tal vez el último defensor de la permanente.
Hoy en día ser dictador en un puesto de alto riesgo, últimamente el pueblo acaba pasando a cuchillo a sus opresores, antes que a este ya le pasó a Sadam.
Pero, ¿cuando uno decide que quiere ser dictador?, no lo entiendo, como debe de discurrir una vida para que en un momento uno se diga, "ahora, es la ocasión de trepar, me cargo a este y al otro y en diez días tengo el pais en el bote, voy encargando mi estatua a caballo". Es un pensamiento complejo pero aún más complejo es llegar a ello. Y después de conseguirlo uno tiene un palacio pero quiere diez, tiene tres coches pero quiere treinta, cuatro baños no son suficiente, quiero veinte con especial acabado 'Roca Gold'. Ser dictador conlleva un consumismo exacerbado sin disfrute y ser violento inexorablemente. Al que te mira mal te lo tienes que cepillar porque si no lo haces te toman a chufla, de vez en cuando hay que ejecutar a algún opositor, aunque seas un angelito te tienes que comportar como un auténtico hijo de puta, resumiendo, grandes incomprendidos los dictadores.
Sin embargo en democracia si se puede llegar al poder siendo un angelito.
Aunque seas un rato incompetente.



Si te das por enterado es porque quieres.

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