Hace un par de semanas fue ejecutado allí Troy Davis, un señor acusado de un delito que con el paso de los años ha sido negado por todos los testigos que hace años testificaron contra él, un auténtico desastre que creó la indignación general ante la posibilidad de que un inocente perdiera la vida bajo el auspicio de la ley. No sería el primero y mientras continúe la pena de muerte nadie puede asegurar que sea el último. Si no hubiera pena capital ni siquiera podría darse la posibilidad pero el lejano oeste en algunos estados americanos está muy cerca.
Uno de los tópicos de las penas de muerte es el del último deseo, infinidad de chistes tratan sobre ello, en el estado de Texas no existe el último deseo de manera genérica pero sí la elección de la última cena. Bueno, existía, ya que un senador apellidado Whitmire ordenó que se terminara con dicha costumbre ya que según la carta que dirigió al Departamento de Justicia Criminal de Texas literalmente les expresó que era innecesario un "privilegio extremadamente inadecuado".
Claro que sí, esto consiste en matarlos y punto. No perdamos las esencias de las cosas con estas chiquilladas.
Además, con el estomago lleno se muere peor.
Artilugio salvaje 'made in Spain'
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