Todos tenemos nuestra filosofía de vida. Unos son conscientes de ella y la aplican, otros la tienen sin saberlo y la aplican igualmente al dedillo.
Hoy me he encontrado con un chico que la tiene y la aplica, e incluso la proclama dejándole en este caso en dudoso lugar. Este chico trabaja en la empresa de limpieza que atiende mi oficina, él se encarga de los cristales. Hoy llegó y con su tranquilidad habitual empezó a desarrollar su trabajo. Junto a mi mesa hay una ventana que para limpiarla de manera eficiente es necesario que yo me quite de mi lugar. Viendo que esperaba junto a mi con tranquilidad pasmosa me levanto y le digo 'ok, te dejo para que limpies bien la ventana', he ahí que tras escucharme me respondió con la plasmación oral de su forma de vida:
"Tranquilo, las cosas para hacerlas bien hay que hacerlas despacio", tras un descanso 'zen' prosiguió con el postulado que a partir de hoy es eterno en mi, "las prisas llevan al estrés y el estrés lleva a la muerte".
Toma ya, porque sé que la filosofía brota de esas palabras sino pensaría que en realidad es un vago del copón.
Pensar cansa mucho más.
"Además de enseñar, enseña a dudar lo que has enseñado...leches, me 'quedao' sin jabón"
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