Cientos, miles de niños se encuentran a ras de suelo llenos de impotencia porque sus padres y familiares no les sientan sobre sus hombros. La razón es que debido a su inmadurez mental emplean términos incorrectos y sus seres queridos no les entienden.
- Papá, papá, súbeme a coscoletas.
- ¿Cómo?.
- ¡Que me subas a coscoletas!
- No sé lo que me dices niño, no sé para que te llevo al colegio, para que luego te inventes las palabras.
Nuestros mayores son gente preparada, formada, amantes de la lengua y su buen uso, y hasta cierto punto entienden lo que quieren decir sus hijos pero lo más importante es la formación, por lo que esperan llenos de ilusión que sus hijos les digan:
- Papá, súbeme a coscaletas.
- Claro hijo, a coscaletas te llevo hasta el fin del mundo y más allá.
*La RAE informa que este artículo perjudica seriamente su formación lingüística.
Dos orejas y triple coscaleta.
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